Sayones y Trajecillos Blancos

Los uniformes cofrades más característicos

Detalle de la ornamentación que caracteriza a los populares trajecillos blancos de la hermandad de Jesús del Huerto.

Cofradías centenarias forman parte de la Semana Santa de Baena

Las hermandades serán coliblancas o colinegras según la turba de judíos que las acompañe

Las celebraciones de la Semana Santa de Baena tienen como protagonistas a los miles de cofrades que forman parte de las más de 50 hermandades (muchas de ellas subdivididas en cuadrillas) integradas en las cofradías que procesionan el Domingo de Ramos, Miércoles, Jueves y Viernes Santo, así como el Domingo de Resurrección. De entre ellas, los Trajecillos Blancos o los Sayones conservan un genuino atuendo que las convierten en referente ineludible de las tradiciones cofrades baenenses.

A lo largo de la historia los trajecillos blancos fue una hermandad vinculada a las clases más populares lo que a expuso a una serie de altibajos que le hicieron incluso desaparecer. Aunque no se conoce con exactitud su origen ni la fecha en la que procesionaron por primera vez, sí que aparecen documentados en el primer tercio del siglo XVII pudiendo afirmarse que al menos desde principios del siglo XIX no han experimentado variación alguna. 

La indumentaria consiste en chaquetilla blanca con madroñeras del mismo color a ambos lados del centro. Falda también blanca con gran profusión de calados bajo los que se trasluce un pantalón negro. Fajín negro bordado en oro o con lentejuelas doradas y tocado goyesco con frontal bordado. 

 

La representación más singular de la soldadesca romana

Fundada en el siglo XVIII y auspiciada por el auge que experimentan las cofradías durante la etapa barroca, la cuadrilla de Sayones aparece mencionada por primera vez

A lo largo de la historia los trajecillos blancos fue una hermandad vinculada a las clases más populares lo que a expuso a una serie de altibajos que le hicieron incluso desaparecer. Aunque no se conoce con exactitud su origen ni la fecha en la que procesionaron por primera vez, sí que aparecen documentados en el primer tercio del siglo XVII pudiendo afirmarse que al menos desde principios del siglo XIX no han experimentado variación alguna. La indumentaria consiste en chaquetilla blanca con madroñeras del mismo color a ambos lados del centro. Falda también blanca con gran profusión de calados bajo los que se trasluce un pantalón negro. Fajín negro bordado en oro o con lentejuelas doradas y tocado goyesco con frontal bordado. 

 

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